Memoriosa me preguntó qué es una dictadura. La respuesta que le di es un poco larga, porque toca también la historia de Chile.
Una dictadura es lo opuesto a la democracia. La democracia busca la participación ciudadana y permite a la población de un país elegir a sus gobernantes, mediante votaciones. La dictadura, en cambio, no pide la opinión de los ciudadanos e impone por la fuerza a una persona (o a un pequeño grupo de personas) en el poder.
Chile ha estado dos veces bajo dictadura. Con Carlos Ibáñez del Campo, entre 1927 y 1931, y, con Augusto Pinochet Ugarte, entre 1973 y 1990. La dictadura de Pinochet, al ser reciente, todavía divide a los chilenos. Es importante, sin embargo, conocer algunos de los hechos ocurridos durante esos 17 años de nuestra historia.
El 11 de septiembre de 1973, Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército, derrocó violentamente al entonces presidente de Chile, Salvador Allende. Ese día, el Palacio de La Moneda -donde está la oficina del presidente y sus ministros- fue bombardeado por aviones de la Fuerza Aérea y el poder fue asumido por una Junta Militar de Gobierno, que nombró a Pinochet Presidente de la República.
Estando Augusto Pinochet en el poder, el sistema democrático no funcionó con normalidad. El Congreso Nacional, por ejemplo, un espacio para el debate ciudadano, fue disuelto.
Pero lo más grave fue la violación de los Derechos Humanos. Personas fueron perseguidas y encerradas. Otras nunca volvieron a sus hogares. Muchos chilenos, por obligación o por temor, debieron irse a vivir al extranjero y convertirse en exiliados.
La población chilena fue la que decidió el fin de la dictadura. El año 1988 se hizo un plebiscito y la mayoría de los ciudadanos votaron porque Pinochet no siguiera en el poder y se convocara a elecciones para elegir a un presidente de forma democrática.
En dictadura fue difícil exponer la violación de los Derechos Humanos, pero un grupo de arpilleras logró hacerlo de una manera muy creativa con sus bordados. Amparadas por la Vicaría de la Solidaridad, mujeres de Santiago usaron agujas, hilos y lana, para bordar la injustica, como las detenciones y el encarcelamiento de sus seres queridos. Con esta forma pacífica lograron denunciar la violación a los derechos humanos y de alguna forma, pudieron expresar su dolor y tristeza.
Les invito a ver algunos de los conmovedores bordados de estas arpilleras.
Búho Medina.